martes, 10 de marzo de 2009

EL HUEVO HACE LA PASCUA

Esto es un aviso, por si queremos escuchar a la tradición, no se nos vaya a presentar un huevo anunciando la Pascua y no sepamos por dónde viene el hilo.

Según la información encontrada en la red, desde los comienzos de la humanidad, el huevo fue sinónimo de fertilidad, esperanza y renacimiento. El huevo adquirió importancia dentro de la mitología egipcia cuando el Ave Fénix se quemó en su nido y volvió a renacer más tarde a partir del huevo que lo había creado en un principio. También los hindúes sostenían que el mundo había nacido de un huevo.


Los huevos de pascua en la antigüedad eran de gallina y de pato, y en la Edad Media les eran regalados a los chicos durante las celebraciones. Al tiempo, los cristianos comenzaron a obsequiarse huevos durante la Semana Santa con regalos y al principio el siglo XIX, en Alemania, Italia y Francia, aparecieron los primeros huevos hechos con chocolate con pequeños regalos dentro.
En cuanto a la decoración, los huevos de pascua siempre han representado un desafío para los reposteros. Pero las diversas culturas fueron decorando de manera diferente los huevos. En sus comienzos, eran pintados a mano con colores estridentes que representaban la luz del sol. Los huevos se hacían uno a uno con un molde prefabricado, lo que dificultaba mucho su elaboración masiva. Los colores estridentes fueron apareciendo con las grandes producciones de huevos, por los años 20 y 30 del siglo pasado.

Sin embargo, la tradición del huevo de Pascua es mucho más antigua, parece ser que ya era consumido por los persas, los egipcios o los romanos. Antiguas comunidades para las que estos huevos tenían un significado especial. Regalar huevos decorados era una costumbre que se originó en Europa y Medio Oriente antes del cristianismo. Entre las tradiciones que podemos citar cabe recordar el uso que las mujeres romanas les daban a los huevos. En Roma las mujeres embarazadas cargaban con un huevo porque se creía que con él podrían conocer el sexo del niño al nacer.En el antiguo Egipto y en Persia los amigos intercambiaban huevos decorados cuando comenzaba la Primavera, como símbolo del renacer de la naturaleza. Los huevos eran regalados a las mujeres como un presente especial. Como la Primavera Europea prácticamente coincide con la Pascua, el huevo pasó a ser el signo del renacer de Cristo; la Resurrección. Ya en la Edad Media, tan traida y llevada por todos, pero tan poco conocida por nadie, se universalizó el uso de los huevos de Pascua con este sentido.
Entre los campesinos, el domingo de Resurrección, desde el anochecer hasta el amanecer, los hombres jóvenes iban de casa en casa cantando. Si visitaban algún hogar donde vivían muchachas solteras, les cantaban una canción llamada LALYNKA, en la que se desea a las mujeres la suerte de poder casarse pronto y la felicidad matrimonial. Si los cantantes eran buenos, recibían de regalo huevos de Pascua. Los huevos no eran entonces tan abundantes como ahora, que se meten hasta en los blogs, así que era un obsequio muy apreciado.
En España además del tradicional huevo de Pascua, son muchos los lugares que acompañan la merienda con la tradicional Mona de Pascua. En Inglaterra, en los pueblos de montañas, esta celebración se inicia al amanecer del Domingo de Pascua. Hombres y mujeres suben a lo alto para ver nacer el Sol de la Resurrección. Al día siguiente, desde allí hacen deslizar huevos de vistosos colores que ruedan alegremente por las laderas y se pierden entre la vegetación de valles y llanuras. En Grecia, el festejo de la Pascua no está completo si no se entrechocan huevos de variado color. Igualito que cuando brindamos con nuestras copas en alto.
Pero la importancia de los huevos no termina aquí. En algunas Iglesias europeas son bendecidos como los Ramos de Olivo.
Ya sabéis, es un bonito detalle y una manera de reconocer al huevo, que todo hay que decirlo, y ahora, si quierés ¡a pintar!

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