CUANDO LA CANDELARIA LLORA, EL INVIERNO ESTÁ FORA

Con la Candelaria o la Purificación solía cerrarse antaño el periodo de la Navidad, al igual que en la ley judaica, el ritual del nacimiento se cerraba con la purificación de la madre y la presentación del hijo en el templo.

La palabra "Candelaria" viene del verbo latino candere, que significa brillar por su blancura, estar blanco o brillante por el calor, arder, abrasar...; y purificación viene del griego pur (pyr), que significa fuego, de aquí también procede la palabra latina purus /pura, que contiene también la idea de seleccionar, de elegir. Ambos nombres, pues, encierran la idea de fuego.

La fiesta de la Candelaria se llama así porque en ella solían bendecirse las candelas que se iban a necesitar durante todo el año, con el fin de que nunca falte en las casas la luz tanto física como espiritual. Los fieles acudían a la misa de este día con las velas, que eran bendecidas solemnemente por el sacerdote y a continuación se llevaba a cabo una corta procesión con las velas encendidas, cantando el Nunc dimittis servum tuum, "ahora puedo morir en paz, porque mis ojos han visto al Redentor..." el himno que entonó el anciano Simeón, sacerdote, cuando María le presentó a Jesús en el templo. Esta fiesta tenía gran significación cuando la única luz en las casas era la de las velas y candiles.

En nuestro pueblo arderá la luz de los sentimientos en una fiesta de reciente instauración, desde que el Padre Ricardo Sanlés Olivares, mercedario, quisiera dar el empaque y la solera que la fiesta de hoy merece animando a los fieles a presentar ante la Hermosona a los niños y niñas que fueron naciendo durante todo el año.