... y era Domingo de Ramos.
El umbral del cielo se desdibuja en palmas
- la cera arde -
en la mañana santa que estrena olivo,
brote de auroras nuevas
al amanecer.
Las sábanas de la noche se rasgan a grito de Hosanna,
a golpe de gargantas vivas
que hoy cantan la Gloria para crucificarla mañana.
Desde la claridad
se deshojan los salmos que alaban al Mesías,
y se alfombra la calle en primorosa hechura;
con rojo terciopelo
el momento se engalana
para abrir el misterio - con aldabón de plata -
de quien es rey sin corona
y busca las espinas
que ciñan a sus sienes un reino de pasión.
El umbral del cielo se desdibuja en palmas
- la cera arde -
en la mañana santa que estrena olivo,
brote de auroras nuevas
al amanecer.
Las sábanas de la noche se rasgan a grito de Hosanna,
a golpe de gargantas vivas
que hoy cantan la Gloria para crucificarla mañana.
Desde la claridad
se deshojan los salmos que alaban al Mesías,
y se alfombra la calle en primorosa hechura;
con rojo terciopelo
el momento se engalana
para abrir el misterio - con aldabón de plata -
de quien es rey sin corona
y busca las espinas
que ciñan a sus sienes un reino de pasión.
... y era Domingo de Ramos.
*
Antonio Martín - Viveros Tajuelo
No hay comentarios:
Publicar un comentario