martes, 14 de octubre de 2008

POR SANTA TERESA... ROSA EN MESA

"Nada te turbe,
nada te espante
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza,
quien a Dios tiene
nada le falta
sólo Dios basta".


Era precisamente esta Santa quien marcaba el recogimiento y la familiaridad alrededor de una mesa en la monda de la rosa del azafrán, de tanto arraigo y tradición en nuestra tierra. Pero fuera de anécdotas, me gustaría que hoy contempláramos a Santa Teresa como un ejemplo de perseverancia y de ideales fijos. Ojalá nos reconozcamos en ella y luchemos como cofrades contra viento y marea para llevar a cabo nuestros proyectos para Gloria de Dios y de su Santísima Madre.

Santa Teresa de Jesús nació en Ávila el 28 de marzo de 1515.Su nombre, Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila Ahumada. En su casa eran 12 hijos, Teresa escribe en su autobiografía: "Por la gracia de Dios, todos mis hermanos y medios hermanos se asemejaban en la virtud a mis buenos padres, menos yo". De niños, ella y Rodrigo, su hermano, eran muy aficionados a leer vidas de santos, y se emocionaron al saber que los que ofrecen su vida por amor a Cristo reciben un gran premio en el cielo, después se aficionó a leer novelas de caballería, forjando un espíritu aventurero y una actitud de tenacidad que la acompañarían toda su vida.

Comunicó a su padre el deseo que tenía de entrar en un convento. Él, que la quería muchísimo, le respondió: "Lo harás, pero cuando yo ya me haya muerto". La joven sabía que el esperar mucho tiempo y quedarse en el mundo podría hacerla desistir de su propósito de hacerse religiosa. Y entonces se fugó de la casa. La santa determinó quedarse de monja en el convento de Ávila. Su padre al verla tan resuelta a seguir su vocación, cesó de oponerse. Ella tenía 20 años.


Teresa tenía un gran encanto personal, una simpatía impresionante, una alegría contagiosa, y una especie de instinto innato de agradecimiento que la llevaba a corresponder a todas las amabilidades. Con esto se ganaba la estima de todos los que la rodeaban. Llegado un momento en el que descubrió que la pérdida del espíritu evangélico en las comunidades religiosas era insalvable, decidió emprender la reforma de la descalzed en la orden carmelitana femenina, y así fue llenando España de sus nuevos conventos de "Carmelitas Descalzas", poquitas y muy pobres en cada casa, pero fervorosas y dedicadas a conseguir la santidad propia y la de los demás. Se ganó para su causa a San Juan de la Cruz, y con él fundó los Carmelitas descalzos.

Por orden expresa de sus superiores Santa Teresa escribió unas obras que se han hecho famosas. Su autobiografía titulada "El libro de la vida"; "El libro de las Moradas" o Castillo interior; texto importantísimo para poder llegar a la vida mística. Y "Las fundaciones: o historia de cómo fue creciendo su comunidad. Va narrando con claridad impresionante sus experiencias espirituales.

Santa Teresa murió el 4 de octubre de 1582 y la enterraron al día siguiente, el 15 de octubre. ¿Por qué esto? Porque en ese día empezó a regir el cambio del calendario, cuando el Papa añadió 10 días al almanaque para corregir un error de cálculo en el mismo que llevaba arrastrándose ya por años. Sus experiencias místicas nos han dejado poemas de unión a la Pasión de Cristo impresionantes, que, como cofrades, nos emocionan cada vez que los escuchamos.


Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero,

Aquesta divina unión,
del amor con que yo vivo,
hace a Dios ser mi cautivo,
y libre mi corazón;
mas causa en mi tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero

¡Ay! ¡Que larga es esta vida!
¡Que duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que el alma está metida!
Solo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay!¡Que vida tan amarga
do no se goza al señor!
Y si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga;
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir;
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza:
muerte do el vivir se alcanza
no te tardes que te espero,
Que muero porque no muero

Mira que el amor es fuerte;
vida, no seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte perderte;
venga ya la dulce muerte,
venga el morir muy ligero,
que muero por que no muero

Aquella vida de arriba
es la vida verdadera:
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva;
muerte no seas esquiva
vivo muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿Qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí
si no es mejor perderte a ti,
para mejor a el gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues a el sólo es al que quiero,
que muero porque no muero.

Estando ausente de ti,
¿Qué vida puedo tener,
sino muerte padecer
la mayor que nunca vi.?
Lástima tengo de mí,
por ser mi mal tan entero
Que muero por que no muero.

Felicidades a la Orden Seglar de Carmelitas Descalzos de Herencia, enhorabuena y que Santa Teresa os proteja siempre.

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