Dice el poeta que la poesía es como la luz y es la luz misma, es cierto, y alguna poesía a fuerza de bellísima te llega a lo más profundo del alma haciendo revivir momentos que no aflorarían de otra manera. Aquí dejo un maravilloso poema que Florencio Quintero dedicó a la Virgen de la Esperanza de Triana, a esa morena marinera divina que desde la calle Pureza de Triana es el salvavidas de cofrades que la quieren desde todos los rincones de la tierra.
Yo iba detrás de ti
Señora, una madrugada,
Yo iba de penitente
con una cruz a la espalda.
Iba delante la cera
que el rostro te iluminaba
delante blancos claveles
que tu cara perfumaban
y delante iba la brisa
refrescándote la cara.
Iba delante la estrella
delante la flor del alba,
y fue delante la luna
fue delante la mañana
y delante las saetas
que a porfía te cantaban.
Iba delante el lucero
anunciando un sol en llamas,
delante una bambalina,
delante velas rizadas,
y la luz iba delante
con un color de Esperanza.
Delante los candeleros
con sus piropos de plata
iba delante el incienso
perfumándote la saya
y delante tu pañuelo
para secar tus pestañas.
Y fue delante Sevilla,
delante toda Triana
todos gozando de luz
todos gozando la gracia,
todos gozando la gloria
de poderte ver la cara.
Y no me pesó la cruz,
ni me hundió la madrugada,
ni el cansancio de la noche,
ni los cuchillos del alba...
Pero me hundió el ir detrás
sin poderte ver la cara.
Florencio Quintero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario